lunes, 8 de agosto de 2011

Hora de articular planes de emergencia

Nos encontramos en una zona sísmica y para nadie es un secreto que Lima no es de las ciudades más seguras para enfrentar un movimiento telúrico de envergadura u otro desastre. El especialista Pedro Ferradas, integrante de Soluciones Prácticas, habla claro sobre la gestión de riesgos en el Perú.

Carlos Alonso Bedoya
Entrevista

-Después de haber visto los terremotos de Chile, Japón, Haití y haber pasado en el 2007, el de Pisco, ¿estamos preparados para un desastre de tal magnitud?
-No. Existen varios problemas que deben ser tratados de inmediato. Y si bien hay una nueva legislación sobre prevención de riesgos, se tienen que reacomodar las funciones. Ya no es el Instituto de Defensa Civil (Indeci) el organismo rector; sigue teniendo un rol estratégico en relación con la respuesta de desastres pero ahora necesitamos reducir los riesgos. Para ello, existe un nuevo organismo que es el Centro Nacional de Estimación y Prevención de Riesgos de Desastres (Cenepred).

-¿Qué nos enseñó Pisco?
-Que no funciona un sistema de defensa civil extremadamente centralizado, que si bien hizo esfuerzos durante muchos años para promover que las municipalidades tengan un rol importante en la respuesta de desastres; el problema de los gobiernos regionales y locales es que las personas que cumplen estas funciones son cambiadas cada vez que entra una nueva administración, y por ello no están suficientemente preparadas para afrontar un desastre.
Cuando se produjo el terremoto de Pisco, no se tenían claras ni siquiera las responsabilidades y funciones de los gobiernos locales. Es decir, el tema de la preparación, respuesta y reducción de riesgos ha sido un tema marginal, casi decorativo en el caso de los gobiernos locales y regionales. 

-Con la nueva legislación en materia de desastres y la creación del Cenepred, ¿ve un cambio positivo?
-Sí, porque la rectoría la tiene ahora la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), y ello obliga a todos los sectores a alinearse en función de una estrategia y de un sistema de gestión de riesgos totalmente distinto. La novedad es que no solamente se distribuyen responsabilidades en la legislación y en el reglamento, sino que se generan mecanismos para que sea un delito el hecho de que los funcionarios públicos no cumplan con la reducción de riesgos.

-¿Esto ha sido un cambio impulsado por el gobierno anterior?
-Si bien la ley se ha dado durante el gobierno anterior, su creación ha sido posible gracias al esfuerzo de una serie de instituciones como la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza (MCLCP) y ONGs como ITDG, Predes y Caritas.
Esta nueva legislación reconoce la participación de la sociedad civil, y hace que el tema de gestión de riesgos sea obligatorio para todos los sectores. Cada área en cada municipio tiene que tener una política y una estrategia de gestión de riesgos, lo que se denomina procesos de gestión de riesgos.
En lo que no nos han hecho caso es en el énfasis que se debe poner en lo local y lo regional. Se enuncia de forma genérica solamente, pero hay un vacío fuerte. El argumento de los legisladores de ese entonces, fue que para hacer mayores cambios en la Ley de Gestión de Riesgos se requiere cambiar la Ley Orgánica de Municipalidades, y la Ley Orgánica de Gobierno Regionales. Por ello, urge modificar estas leyes a fin de adaptarlas a la nueva visión de la gestión de riesgos.

-Y por el lado de las empresas, ¿cómo evalúa sus planes de emergencia?
-Si bien hay muchas empresas que tienen sus planes de emergencia, no están articulados entre sí. Eso es grave. Por ejemplo los planes de emergencia de SEDAPAL, de las empresas eléctricas y el de Telefónica no están articulados con el plan de la Municipalidad de Lima Metropolitana que es la que debe liderar la respuesta ante una situación de emergencia.
Hace poco el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) hizo un estudio sobre lo que ocurriría en Lima en caso de un terremoto y de un tsunami; una de las cosas que encontraron es que ningún plan va a funcionar porque no se ha tomado en cuenta que deben interactuar entre sí.
Hay dos millones de personas en Lima que no accederían a los servicios de salud porque están ubicados en zonas apartadas. En caso de una emergencia, y peor aún en la noche, tendríamos problemas serios. Urge articular los planes.

-¿Y la Municipalidad está trabajando en eso?
-La Municipalidad ha diseñado con nosotros, una estrategia de gestión de riesgos que busca justamente articular estos componentes, pero hay algunos problemas de autoridad. Por ejemplo, Sedapal no hace caso a la Municipalidad porque es como un territorio aparte. Espero que con la nueva administración de esta empresa pública sean posibles mayores condiciones para el diálogo.

FOCALIZAR LOS OBJETIVOS
Hace falta integrar ubicación de zonas de riesgo en Lima

-¿Qué otros problemas tenemos?
-Hay mucha información sobre las zonas de mayor o menor riesgo, pero esta información no es necesariamente la misma. Tenemos 5 ó 6 mapas de riesgos de Lima Metropolitana, cuando deberíamos tener uno integrado. Sedapal tiene su propio mapa de riesgos; se tiene lo hecho por Pnud; lo hecho por Indeci; y los mapas del Programa de Gestión Territorial del Ministerio de Vivienda entre otros.

-¿Estamos llenos de mapas?
-Estamos llenos de mapas que se diferencian entre sí y ninguno de ellos está sirviendo para algo.

-¿Y qué mapa se debería usar?
-No solo hay duda en que mapa usar, sino en como usarlo. En teoría, todos estos esfuerzos son valiosos y nos ponen adelante en relación con otros países, pero el problema es que no están siendo articulados. Esta es una función que debería ser liderada por la Municipalidad en coordinación con Cenepred.

-¿Y cuál es uno de los principales riesgos que debemos disminuir en Lima?
-Casi todos los desastres, sea terremoto, sequia, inundaciones o huaico, afectan los sistemas de agua y saneamiento y ese es un problema serio. Lo curioso es que Sedapal siempre ha pensado el problema del agua desde el ángulo de incrementar la oferta disponible; cuando sabemos que en Lima se produce el doble del agua por persona, en comparación con muchas ciudades europeas. Lima tiene en promedio el doble de agua que cualquier ciudad importante de España por ejemplo. Lo que ocurre es que se pierde un 30 por ciento aproximadamente. Hay un derroche por falta de medición en muchos barrios residenciales. Se requiere una estrategia para tener un consumo responsable del agua.
Si se enfatiza en educación de la población y seguimiento a las zonas donde hay abuso en el uso del agua, va a haber más agua disponible. Obviamente es necesario corregir también las pérdidas de agua por conexiones ilegales y por mala calidad de las tuberías.
Entonces, tendríamos mayor cantidad de agua para llegar a los asentamientos humanos que no tienen acceso. Ello no necesariamente significa grandes inversiones que probablemente en algún momento hay que hacer. Pero el tema es que cada vez que se habla del tema del agua, se habla del tema de hacer inversiones para aumentar la oferta. 
Si corregimos el derroche del agua estaríamos mejor preparados para responder a una emergencia, pero hay que desarrollar una estrategia integrada de respuesta.