domingo, 29 de enero de 2012

Hay que democratizar la bancada

Para Rosa Mavila urge democratizar la bancada.
Esta semana la congresista Rosa Mavila generó gran polémica con sus declaraciones respecto a la posibilidad de que un grupo de congresistas de izquierda integrantes de Gana Perú se desliguen de esta y formen una nueva bancada. En esta entrevista da detalles sobre su posición y habla de su malestar por la forma como se toman las decisiones en la bancada gobernante. 

Carlos Alonso Bedoya
Entrevista

-¿Hay democracia dentro de la bancada de Gana Perú?
-Hasta ahora no. Y creo que el reto es construir un proyecto político en condiciones democráticas.

-¿En qué se refleja esta ausencia de democracia?
-En la trasmisión de las orientaciones políticas.

-¿Cómo se toman los acuerdos de la bancada entonces?
-Hay una diferencia entre tradicionalismo político y una genuina actitud democrática. En el primero se imponen las ideas y las decisiones, en la segunda, se debaten las ideas y luego se toman decisiones. La disciplina se deriva de un debate previo, de argumentos, de confrontación entre consensos y disensos, y entonces de alguna manera uno actúa por convicciones colectivas mayoritarias.

-¿Y no es ese el caso en su bancada?
-Lamentablemente no es el caso que está predominando en la construcción de Gana Perú y en la bancada.

-Para entender mejor esto, ¿cuál es la relación de la bancada con el presidente del Congreso, Daniel Abugattás?
-El presidente del Congreso se relaciona solo con el coordinador de bancada, Fredy Otárola, pero no se relaciona, ni se reúne con los congresistas. No hay un canal de diálogo entre la bancada y el presidente del Congreso.

-¿Y para las votaciones claves, cómo hacen?
-Coordina Otárola con Abugattás y trasmite eso a la bancada como directiva.

-¿Esas directivas vienen de Palacio de Gobierno?
-Hay algunas decisiones políticas, en las que se nos ha señalado en la bancada que hay una decisión del Presidente.

-¿En el caso Chehade por ejemplo?
-Yo presumo que sí. En mi caso yo estaba enferma. A mí me llamó el Presidente y no pude hablar con él. No creo que el presidente me haya llamado para otros asuntos que no sean los de Chehade, la tarde misma en que se discutió ese tema en el Congreso.

-¿A qué se debió su ausencia de la votación del caso Chehade?
-De hecho yo tenía un punto de vista distinto al que tenía mayoritariamente la bancada.

-¿Iba a votar en contra de Chehade?
-No. Me iba a abstener. No me parece fundamentada la versión de que se hizo una cena para agradecer la seguridad. A mí me genera dudas ese tipo de cenas y con esos generales vinculados al eventual desalojo de los azucareros y a los intereses del grupo Wong.

-¿Y por qué no fue a votar según su convicción?, ¿realmente estaba enferma?
-Yo me he caído tres veces en el hemiciclo. Mi herida recién está cicatrizando. Yo soy diabética y el tratamiento físico que me hicieron me generó, en mi columna desviada, un gran dolor que se acrecienta en momentos de estrés. Me sigue aún doliendo y estoy tomando medicamentos. Parece que lo somático se vincula con el estrés político. Pero yo he venido expresando mi posición. Aclaro que yo me iba a abstener porque no avalaba el informe de la comisión presidida por Marisol Pérez, pues tiene grandes falencias jurídicas. Se estaba planteando una pena superior a la del Código Penal. Inhabilitación por cinco años es mucho mayor a la pena por el supuesto delito en cuestión.

-Pero lo de Chehade fue bastante cuestionable…
-Hay cuestiones objetables en la conducta de Chehade, pero hay también una tremenda motivación política. La bancada fujimorista sobredimensiona este caso porque pretende con ello dar un golpe político frente a la derrota electoral. Valgan verdades, Chehade también fue uno de los actores para traer a Fujimori al país. Entonces, hay una intención política del fujimorato y por eso yo me negaba a ponerme detrás de eso.

-Volviendo al tema de la bancada, toda esta semana se ha especulado sobre si la bancada se rompe o no, finalmente se aclaró que no, pero ¿se está caminando a eso?
-No lo sé. Va a depender de la conducta que haya en la bancada. El miércoles me llamó en la noche, Daniel Abugattas, y lo primero que me dijo – autocríticamente- es que reconocía problemas de comunicación entre nosotros, los mismos que se debían superar. Estaba con una actitud totalmente diferente de la que asumió con los medios, cuando decía que yo tenía la puerta abierta para irme.

-¿Normalmente conversa con Abugattas?
-No. Nunca. Por eso en la llamada, él me reconoce que un error ha sido nunca conversar. Yo le dije que esa falta de comunicación no es imputable a mí, porque yo he ido a todas las reuniones y convocatorias de la bancada, y más bien él no ha ido. Entonces, ahí hay una concepción de dirección.

-¿Solo de Abugattás?
-Hay otra concepción de que los acuerdos se implementan por lealtad a las decisiones políticas del líder, en este caso del presidente Humala. Hay una visión de lealtad política que en el fondo podría asumirse como sumisión. Se asume incondicionalidad, que el integrante de la bancada tiene que aceptar los puntos de vista del mandatario y hay ocasiones en que hay discrepancias, y quien las expresa se ve como una persona no leal. Yo pienso que en la base hay un error político y una concepción personalista de cómo se construye un proyecto político.

-¿Y si eso continúa?
-Yo creo que hay que democratizar la bancada. Hay muchos congresistas que tienen una desazón por ese estilo de hacer política. No funciona una institucionalidad permanente y sistemática. En las últimas semanas, se nos ha acercado una propuesta de reglamento de funcionamiento de la bancada con la que tengo discrepancias, porque no creo que la lealtad política sea incompatible con un debate previo. La lealtad es al proyecto, no a las personas.

-¿Por ejemplo?
-Qué pasaría si en el Congreso se planteara un punto de vista respecto de la Comisión de la Verdad. En la propuesta programática de Gana Perú, es parte de nuestro ideario adherir a los acuerdos y puntos de vista de la Comisión de la Verdad, sin embargo, el premier Valdés ha declarado que las victimas (no del terrorismo, sino del terrorismo de Estado en ese contexto) han hecho una teatralización. O sea que las madres de Accomarca y de Socos, los parientes del caso La Cantuta son tremendos actores y actrices que merecen el Oscar según el ministro Valdés.

-¿Y por qué cree que dice esto el premier?
-Creo que Valdés no representa el programa, ni al ideario de Gana Perú.

-¿A quien representa entonces?
-Yo creo que Valdés, que no actuó en el proceso electoral (yo no lo he visto una sola vez durante todo el periodo de trabajo electoral) es un personaje añadido pos elecciones que tiene importantes coincidencias con el fujimorato más recalcitrante y con los militares más conservadores.

-¿Cómo quienes?
-Las declaraciones de Valdés coinciden plenamente con las declaraciones públicas del general Pérez Documet que decía también que las víctimas de la violencia que azotó el país, y que estaban entre dos fuegos, hicieron una teatralización exagerada. Ese general, como sabemos, estuvo responsabilizado del Grupo Colina. 

-¿O sea que su desazón y la posibilidad de conformar al menos una tendencia en la bancada de Gana Perú tienen que ver con el premier Valdés?
-Yo no he conversado esto con otros congresistas que comparten mi desazón y que quieren organizar una tendencia. Pero creo que hay un consenso en que el informe de la Comisión de la Verdad es un punto de identidad en Gana Perú.

-¿Usted nunca se imaginó en campaña que iban a tener un premier como Valdés?
-El premier Valdés nos ha dicho que es momento de trabajar por la estabilidad y no estar planteando inestabilidades. O sea que no hay que cambiar nada. Y yo creo que los que votamos por Gana Perú tenemos la apuesta por el cambio y el paradigma de la gran transformación, y Valdés nos dice no y en eso coincide con las posiciones del asesor brasileño Luis Favre, quien le dijo a Sinesio López que el proyecto no es hacer cambios, sino solo cambiar personas.

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